La cocina
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Las viviendas familiares

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Las casas de las familias jornaleras o con pocos recursos eran largas, estrechas y con techos bajos y pocos vanos para así combatir mejor el intenso frío invernal. Los suelos eran de tierra apisonada y no había distribución en alcobas, sino que de noche se extendían sobre el suelo unos jergones y toda la familia compartía el mismo espacio.

La dieta de las familias humildes, desde el siglo XIX, giraba en torno a las patatas, las legumbres y el pan. El consumo de productos como la leche o la carne rozaba lo excepcional. La dieta diaria de uno de estos hombres podía ser un trozo de pan con cebolla para desayunar, unas patatas revolconas con un torrezno para comer y unas sopas de ajo para la cena.

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